NASA dispara misil a una aurora boreal para estudiar su comportamiento
Hasta ahora la naturaleza de las auroras boreales no ha sido cabalmente explicada, aunque, por supuesto, se tienen ciertas pistas sobre las causas que las originan. El viento solar, por ejemplo, es uno de los factores elementales para el surgimiento de estos prodigios, pero también ciertas condiciones atmosféricas que por su múltiple conjunción tienden un velo de misterio sobre las llamadas “luces del norte”.
Para averiguar a qué se debe este fenómeno, la Agencia Espacial Estadounidense, NASA, disparó contra una aurora boreal un cohete de 14 metros que se elevó a más de 300 kilómetros llamado MICA, destinado a sondear cómo el acoplamiento de la magnetósfera y la ionósfera inciden en el surgimiento del fenómeno.
MICA rompió la aurora y permaneció el aire durante 10 minutos, recogiendo datos sobre las circunstancias aledañas. Y aunque esta información apenas se está analizando —para de paso conocer también con más profundidad los efectos de las partículas cargadas que conforman en el viento solar sobre la Tierra y sus telecomunicaciones—, por el momento ya es suficientemente sorprendente ver una de estas luces partida en dos pedazos.
El cohete de 12 metros de longitud se elevo a más de 300 kilómetros de altura, partiendo en dos la aurora.
Quantum opina:
El cohete lanzado iba equipado con un medidor de iones y pudo enviar durante su vuelo información en tiempo real mientras se elevaba a más de 300 kilómetros de altura para posteriormente caer cerca de la plataforma de lanzamiento. Según los resultados obtenidos por el equipo investigador, la clave está en el extremo de la magnetósfera terrestre (el más alejado del Sol), cuya parte activa es 1.000 veces más grande de lo que se pensaba hasta ahora.
El viento solar se extiende hacia la Tierra como líneas de campo magnético, de manera que la energía se almacena como una banda elástica que se estira y que cuando estas líneas de campo paralelas se reconectan, liberan la energía una sola vez; siendo estos electrones de alta velocidad en el espacio los causantes de las auroras que vemos en la actualidad.
Hasta ahora la naturaleza de las auroras boreales no ha sido cabalmente explicada, aunque, por supuesto, se tienen ciertas pistas sobre las causas que las originan. El viento solar, por ejemplo, es uno de los factores elementales para el surgimiento de estos prodigios, pero también ciertas condiciones atmosféricas que por su múltiple conjunción tienden un velo de misterio sobre las llamadas “luces del norte”.
Para averiguar a qué se debe este fenómeno, la Agencia Espacial Estadounidense, NASA, disparó contra una aurora boreal un cohete de 14 metros que se elevó a más de 300 kilómetros llamado MICA, destinado a sondear cómo el acoplamiento de la magnetósfera y la ionósfera inciden en el surgimiento del fenómeno.
MICA rompió la aurora y permaneció el aire durante 10 minutos, recogiendo datos sobre las circunstancias aledañas. Y aunque esta información apenas se está analizando —para de paso conocer también con más profundidad los efectos de las partículas cargadas que conforman en el viento solar sobre la Tierra y sus telecomunicaciones—, por el momento ya es suficientemente sorprendente ver una de estas luces partida en dos pedazos.
El cohete de 12 metros de longitud se elevo a más de 300 kilómetros de altura, partiendo en dos la aurora.
Quantum opina:
El cohete lanzado iba equipado con un medidor de iones y pudo enviar durante su vuelo información en tiempo real mientras se elevaba a más de 300 kilómetros de altura para posteriormente caer cerca de la plataforma de lanzamiento. Según los resultados obtenidos por el equipo investigador, la clave está en el extremo de la magnetósfera terrestre (el más alejado del Sol), cuya parte activa es 1.000 veces más grande de lo que se pensaba hasta ahora.
El viento solar se extiende hacia la Tierra como líneas de campo magnético, de manera que la energía se almacena como una banda elástica que se estira y que cuando estas líneas de campo paralelas se reconectan, liberan la energía una sola vez; siendo estos electrones de alta velocidad en el espacio los causantes de las auroras que vemos en la actualidad.
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